Origen de los apellidos



Los apellidos nos identifican como miembros de una familia. Junto con el nombre, los apellidos nos aportan una identidad única. Mientras que nuestro nombre tiene que ver con quienes somos, nuestros apellidos cuentan de dónde venimos. Es gracias a los apellidos que podemos conocer la historia de nuestra familia, nuestros antepasados. Los apellidos nos permiten rastrear nuestros orígenes, y por ese motivo son tan importantes.

Conocer el orígen de los apellidos es algo que siempre nos llama la atención, ya que nos sentimos vinculados a quienes han portado nuestros apellidos antes que nosotros. Saber de dónde procede un apellido, cómo se originó y quienes pudieron ser sus primeros portadores es algo que nos acerca a nuestras raíces, a la vez que permite investigar acerca de nuestro pasado y del de nuestra estirpe.

¿Qué es un apellido?

El apellido consiste en el nombre antroponímico de las personas, que identifican a la familia. Como antropónimo se conoce al elemento designador completo que identifica a una persona del resto. Esta es una necesidad que se ha dado en la mayor parte de las culturas humanas desde que existe el ser humano. En el caso de los apellidos, estos identifican a quien lo lleva como perteneciente a una familia concreta.

Antropónimos antes que apellidos

Antes de existir lo que conocemos como estados, el antropónimo era tan solo el nombre propio de la persona. A menudo este tenía algún significado descriptivo o simbólico. El abandono de las sociedades nómadas llevó a los humanos a establecerse de forma permanente en un lugar.

Estos asentamientos, junto con los avances en agricultura y ganadería, provocaron un aumento de la población en puntos concretos. Este aumento de número de individuos trajo la necesidad de jerarquización, y también la de tener, como mínimo, un nombre de pila.

El establecimiento de una jerarquía hizo que además, quienes se encontraban en los estratos superiores de estas sociedades, tuvieran que ser reconocidos por pertenecer a una familia concreta, con lo que se originaron los que hoy consideraríamos los primeros apellidos, o nombres de familia.

Origen de los antropónimos, los primeros apellidos

La inmensa mayoría de los antropónimos se cree que derivan históricamente de nombres comunes. A pesar de ello en muchas sociedades se desconoce el significado original del antropónimo. De este modo, en muchas sociedades occidentales se precisa un estudio etimológico para tratar de encontrar el origen de los apellidos, aunque muchos de ellos responden a ciertas pautas o ‘fórmulas’ con las cuales se solían crear los apellidos.

La necesidad de que todas las personas tuviesen, al menos, un apellido, deriva de la Edad Media, momento en que el florecimiento de las ciudades, y con ellas la burocracia, obliga a que la identificación de los individuos, más allá de su nombre propio.

El estudio del origen de los apellidos

El estudio del origen de los apellidos es algo de lo que se encarga la etimología onomástica, pero también la genealogía y la heráldica. Se trata de estudios de gran interés en el campo de las ciencias sociales, ya que permiten conocer más sobre los cambios sociales, las migraciones y la interacción que se ha dado durante la historia entre sociedades diferentes.

De este modo, encontrarnos con la presencia de ciertos antropónimos originarios de un idioma entre los hablantes de otro, puede apuntar tanto hacia la incorporación de personas de un grupo lingüístico en otro, como la influencia de un grupo cultural sobre otro.

Como ejemplo de lo anterior podemos encontrar que en español, la presencia de nombres de origen hebreo es debida a la influencia de la religión judeocristiana en los hablantes de latín que habitaban la Península Ibérica y que dieron origen al castellano. Sin embargo, también es posible encontrar nombres de origen germano, y esto se debería a la incorporación de personas de origen visigodo a las poblaciones hispanorromanas de la antigua Hispania.

Origen de los apellidos en los diferentes países

A pesar de que el hecho de contar con un nombre de pila y uno o varios apellidos es algo que se da en la mayor parte de las sociedades actuales y las excepciones son realmente muy raras, los apellidos para el común de la población se fueron instaurando en diferentes momentos de la historia para las diferentes culturas. Del mismo modo, el origen de los apellidos diverge de un lugar a otro, aunque mantienen en común que son la parte del nombre de una persona en la que se identifica a la familia a la cual pertenece.

Origen de los apellidos en Occidente

En términos generales, y para la mayor parte de la población, hay que señalar que hasta la Edad Media lo habitual era utilizar tan solo los nombres de pila. Con el objetivo de diferenciar a dos personas con el mismo nombre lo que solía hacerse era añadir una indicación que hacía referencia al lugar en que la persona vivía,a su trabajo, o a un rasgo característico que permitiera distinguir a dicha persona. De este modo era posible distinguir entre dos personas llamadas Pedro, llamando a uno Pedro el molinero y a otro Pedro el blanco (por su abundante pelo cano).

Esta costumbre se mantuvo en el momento en que los apellidos se fueron haciendo cada vez más necesarios, convirtiéndose en muchas ocasiones estos ‘apodos’ en el apellido de esas personas, que como tal, fueron pasando de padres a hijos, aunque el hijo de Pedro ya no tuviese el pelo cano. En la actualidad aún es posible encontrar el apellido Molinero y apellidos derivados como Molina.

Hay que añadir que no era extraño cambiar un apellido por motivos religiosos, políticos o como forma de esconder apellidos de origen judaicoo morisco. En ocasiones los portadores cambiaban por completo su apellido, en otras, ‘cristianizaban’ el apellido original, a fin de esconder su procedencia.

Origen de los apellidos españoles

Es muy habitual encontrar en español apellidos terminados en -ez, como González, Martínez o Sánchez. Este tipo de terminaciones significa ‘hijo de’, y son un indicativo de que un antepasado tenía como nombre de pila Gonzalo, Martín o Sancho. De este modo a sus hijos se les denominaba antiguamente Pedro, hijo de Gonzalo; Rodrigo, hijo de Martín o Alberto, hijo de Sancho, respectivamente. Este es un origen habitual de los apellidos, y se les conoce como patronímicos. Esto es algo que se da en otras culturas e idiomas.

Origen de los apellidos patronímicos en otros idiomas

Como ejemplo de formación de apellidos patronímicos, nos encontramos que en Escocia es habitual el uso de los prefijos Mac- o Mc-. Estos prefijos escoceses significan "hijo", por ejemplo, "MacPherson" es hijo de Pherson.

Para formar el patronímico en lenguas semíticas encontramos que en hebreo la palabra ben significa 'hijo de', como en Ben Gurión, Ben Yehuda. Del mismo modo, en árabe se utiliza ‘Ibn', como en Ibn Jaldún, Ibn Zaydun, Ibn Hayyan. Y también nos encontramos con ‘Bar’ en arameo, que tiene el mismo significado que los anteriores, como en Bar Kokhba.

Si nos trasladamos al norte de Europa podemos encontrar que en las lenguas germánicas son frecuentes las terminaciones -sohn (alemán), -son (inglés, noruego, sueco) y -sen (danés): "Petersen" es hijo de Peter (Pedro), "Mendelssohn" es hijo de Mendel y "Gustafson" es hijo de Gustaf. En Islandia se puede encontrar además la terminación -dóttir utilizada para 'hija'.

Continuando en el norte de Europa, tenemos que en anglo-normando el patronímico de filiación suele hacerse con el prefijo Fitz. En Irlanda es habitual utilizar la O’ (Os para descendiente varón y Au para nieto), como en O’Sullivan, hijo de Sullivan.

En el caso de las lenguas eslavas lo habitual para la formación del apellido patronímico son las terminaciones -(o)vich o -vic y -ov que indican también filiación en varones. Para las mujeres las terminaciones -ovna o -evna son las que suelen indicar ‘hija de’. De este modo, hermanos y hermanas no tienen el mismo apellido, ya que la terminación indica su sexo. Los hijos e hijas de Pedro se llamarían de este modo Petrovich y Petrovna, respectivamente. Algo similar ocurre en georgiano, en el que tenemos -shvili para ‘hijo’ y -adze para hija.

Si nos trasladamos a Grecia nos encontramos con que en griego moderno existen las terminaciones -poulos (-πουλος), -akis (-άκης) y -adis (-άδης), entre otras. La terminación más habitual del griego antiguo para estos casos era -idēs (-ίδης). Esta ha llegado hispanizado hasta nuestros días como -ida. Por ejemplo, a Zeus se le llamaba también Crónida, por ser ‘hijo de Cronos’ y a Aquiles, hijo de Peleo, se le conocía como Pélida.

Para acabar con los ejemplos, encontramos en que en armenio se tienen las terminaciones -ian o -yan. De este modo "Krikorian" es hijo de Krikor (Gregorio).

Otros orígenes de apellidos

Hemos visto que gran parte de los apellidos suelen tener origen patronímico, y que es algo que se da de un modo u otro en distintas sociedades. Sin embargo el origen de los apellidos, como ya se ha señalado, puede ser otro, y a continuación vamos a ver las principales fórmulas que dieron origen a los apellidos.

Apellidos de origen toponímico

Los apellidos de origen toponímico son aquellos que derivan del nombre del lugar donde vivía, procedía o poseía tierras la persona o familia asociados al apellido. Muchos apellidos de origen toponímico se encuentran precedidos de la preposición "de", "del", "de la" o simplemente son gentilicios.

En español abundan los apellidos de origen toponímico. Como curiosidad hay que señalar que estos forman casi el 80% de los apellidos vascos, y que estos solían seguir no a un nombre, sino a un sobrenombre. Contamos con el ejemplo de ‘Otxoa de Zabalegi’, o sea, ‘Otxoa, nombre propio medieval que significa 'el lobo', de Zabalegi’. Este tipo de apellidos son muchísimo más variados que los patronímicos, a pesar de que los llevan menos personas que los primeros.

Este tipo de apellidos son también aquellos que provienen de accidentes geográficos, o cosas de la naturaleza, como ‘del Val’, ‘Laguna’ o ‘Montemayor’. En definitiva, también son los apellidos que provienen de todo lo que el ser humano conoce sobre la faz de la Tierra.

Apellidos de origen común

Se trata de los apellidos que tienen su origen en nombres comunes que denominan la flora, la fauna o las peculiaridades existentes en una región. Pueden ser apellidos que provienen de árboles, como ‘Olmo’ o ‘Perales’, flores como ‘de la Rosa’, animales como ‘Aguilar’ o ‘Cordero’ o lugares comunes como ‘Fuentes’ o ‘Lacalle’.

Apellidos con origen en oficios

Los apellidos que deben su origen a profesiones u oficios son aquellos que derivan del oficio o profesión que ejercía, en principio, la persona o familia asociada al apellido, la que le dió su orígen. Aquí encontramos apellidos como ‘Herrera’ o ‘Cantero’, pero también integrarían este tipo de apellidos los que designan condiciones sobre lo que es una persona, como ‘Duque’, ‘Marqués’, ‘Fraile’, ‘Corredor’ o ‘Soldado’.

Apellidos con origen en apodos

Los apellidos originados en apodos corresponden a aquellos que hacen referencia a algún rasgo característico identificativo de la persona con la cual se supone que se originó el apellido. Es el caso de apellidos como ‘Alegre’, ‘Cortés’, ‘Delagdo’ o ‘Castaño’.

Apellidos cuyo origen es relativo a las circunstancias del nacimiento

El origen de estos apellidos se encuentra en las circunstancias del momento del nacimiento de la persona que lo portó por primera vez en la familia. En este apartado se incluyen aquellos apellidos que hacen referencia al mes de nacimiento, el santo que se celebraba ese día, etc.

También se incluyen en esta categoría los apellidos con los que se identificaba a recién nacidos de padres desconocidos, en la mayor parte de los casos con alguna referencia religiosa. Es el caso de apellidos como ‘Abril’, ‘de Dios’, ‘Temprano’, ‘San Miguel’ o ‘Expósito’.

La importancia de conocer el origen de los apellidos

La curiosidad que sentimos por el origen de los apellidos deriva de la propia necesidad del ser humano de dar respuesta a las preguntas universales que siempre le han atenazado. Saber quienes somos, de dónde venimos y cómo nuestro origen puede influir en las circunstancias actuales de nuestra vida es algo que siempre inquietará a los seres humanos.

Los apellidos nos pueden decir mucho sobre nuestra historia porque hablan de nosotros ya no solo como seres humanos, sino como pertenecientes a un linaje concreto. Nuestros lazos con nuestros antepasados se pueden ver reforzados gracias a un mayor y mejor conocimiento del origen de nuestros apellidos. Gracias a ello es posible llegar a trazar nuestro árbol genealógico, pero también comprender cómo fué la historia de la familia e incluso llegar a especular sobre la influencia que pueden haber tenido algunos hechos del pasado en nuestro presente.

El origen de los apellidos puede ayudar a destapar cuáles fueron los movimientos migratorios de algunas familias, la incidencia de profesiones, lugares de origen… Pero también es posible llegar a conocer a antepasados que pudieron tener alguna relación con la nobleza, y gracias a ello, con hechos históricos concretos.

En esta web, en constante revisión y crecimiento, tenemos como objetivo satisfacer el deseo que tenemos muchas personas de conocer el origen de nuestro apellido. Queremos ayudar a quienes desean saber más sobre su apellido y los apellidos en general, para que dispongan de la información necesaria que les ayude a realizar ese trabajo de investigación y autoconocimiento que les permita dar respuesta a muchas preguntas sobre sí mismos y sus ancestros y linaje, pero también sobre el de cualquier apellido del que podamos trazar el camino hasta su origen.